«Mesis» significa cosecha, y «colo», habito. Son las plantas que encontramos en los campos cultivados.
Cuando hablamos de flores de campo tenemos todos en la cabeza la célebre amapola. Pero son más de un centenar las plantas que pueden reivindicar el nombre de mesícolas. A partir de la aparición de la agricultura, las plantas mesícolas se han adaptado a los campos de cereales. Habían encontrado ahí un refugio ideal contra el viento, y algunas de ellas podían servirse de la rigidez de los trigos para sostenerse y crecer.
Unas plantas que se han convertido en raras
Hoy, la agricultura intensiva, con el empleo masivo de herbicidas, es la principal causa de su regresión. Muchas han desaparecido totalmente de algunas regiones. Muy pocas, de manera excepcional, han llegado a colonizar linderos, como la amapola.
¿Sabías que las abejas obtienen un polen de color negro de la amapola? Así que, si ves alguna abeja con polen negro en las cestillas de sus patitas, viene de pecorear amapolas.
Un ejemplo de planta mesícola de interés para las abejas y la apicultura: la borraja
La borraja (Borrago officinalis)
Áspera al tacto; de ahí proviene su nombre del latín «burra» que encontramos en el nombre «burel», tela gruesa. De origen mediterráneo, es una planta multiuso, ornamental, para cocina y medicinal (suavizante, diurética, remedio contra la tos). En la edad media, la gente pensaba que «mejoraba la sangre», y la comían de la misma manera que las espinacas (práctica todavía existente, en España, donde, en muchas zonas, la borraja es apreciada como sucedáneo del espárrago).
Una idea: embelleced vuestras ensaladas gracias a sus flores de un azul magnífico. Probad también sus hojas picadas, acompañando a un queso un poco salado.
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